Volviendo a volar
Nos cuenta el libro del Éxodo que 40 años pasó el pueblo de Israel por el desierto. Pues casi 40, pero en este caso meses, han pasado desde que por cosas del destino me vi sin banda ancha y sufriendo un infierno a 56K. En Diciembre de 2005 nos mudábamos de mi casa y tras una semibreve estancia en casa de mi abuela (6 meses), acabamos en lo que se conoce que debía ser el culo del mundo, porque el ADSL no llegaba. Bueno, unos decían que no llegaba y los otros que me querían hacer el favor de darme por culo.
Así que no deja de tener su miga que me fuera de mi casa y me quedara sin banda ancha, tanto en casa de mi abuela como en la que posteriormente consideré de mi madre, pudiendo disfrutarla de nuevo en mi casa. Rocambolescas coincidencias, ahora vuelvo al mismo operador (ONO), a ver qué tal se porta.
El calvario ha merecido la pena. Se puede vivir con 56K y una paciencia infinita, aunque la mitad de las páginas ni carguen. Se puede conectar por wifi a un ordenador que sale por un modem y... confiar en que no llueva, no haga viento, nadie cierre la puerta o, por supuesto, no suene el puto teléfono.
Así que no deja de tener su miga que me fuera de mi casa y me quedara sin banda ancha, tanto en casa de mi abuela como en la que posteriormente consideré de mi madre, pudiendo disfrutarla de nuevo en mi casa. Rocambolescas coincidencias, ahora vuelvo al mismo operador (ONO), a ver qué tal se porta.
El calvario ha merecido la pena. Se puede vivir con 56K y una paciencia infinita, aunque la mitad de las páginas ni carguen. Se puede conectar por wifi a un ordenador que sale por un modem y... confiar en que no llueva, no haga viento, nadie cierre la puerta o, por supuesto, no suene el puto teléfono.
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